Los dioses que han figurado en la historia de la humanidad son la máxima representación de las carencias y aspiraciones del hombre. Todos ellos representan dos polos de la existencia: un ideal y su opuesto, la luz y la oscuridad, e incluso en algunas doctrinas espirituales, estos han sido tergiversados para representar una recompensa y un castigo, haciendo creer a sus adeptos que un humano debe aspirar a ser unipolar en lugar de apreciarse a si mismo a través de la gama de posibilidades que brinda el ser integral.
Lamentablemente, muchas personas han malinterpretado la figura de los dioses, volviéndolos íconos de culto y adoración a una figura suprema que tiene el poder de beneficiar o castigar a los humanos mortales que lo idolatran. Sus seguidores se regodean al saberse poseedores de la verdad sobre aquellos que no creen en su dios, lo cual es ingénuo, pues en la historia hay miles de dioses, e incluso en libros de culto como la Biblia Cristiana se habla de la existencia de otros dioses.
Pero, ¿qué es en
realidad un dios? Estos son representaciones de los estados de
conciencia que debemos experimentar para poder alcanzar la apoteosis,
pues no hay otro dios más que nosotros mismos. Más allá de una
figura mítica, el entender el fondo de cada una de las deidades
representativas y la motivación de los comportamientos que los rigen
nos brinda una oferta psicológica sobre la cual podemos elegir para
moldear nuestro pensamiento y actuar.
Pensemos por un
segundo que si logramos entender cada figura mítica seremos capaces
de dominar una línea de pensamiento que nos haga crecer, ser más
racionales y equilibrar mejor las emociones, aplicando las lecciones
que entendimos de cada deidad.
Incluso podríamos
pensar en cada dios como un acertijo que resolver, todos parte de un
sistema más grande al cual podremos tener acceso una vez que hayamos
resuelto todos los retos que nos plantea cada deidad de cada religión
o doctrina. ¿Será que si logramos resolver el misterio podremos
conocer a un dios más grande, o simplemente alcanzaríamos la
apoteosis y esto nos permitiría ser dioses?
Es imposible
saberlo, y la única manera en que podremos descubrirlo es resolver
cada acertijo por nosotros mismos, entendiendo que debemos tomar de
cada dios los aspectos que nos hacen crecer, y en teoría
volviéndonos mejores seres humanos que cuando éramos ignorantes.