El posmodernismo ha dado pauta a que podamos apreciar más nuestra experiencia única e individual, ignorando cualquier estructura previamente establecida y con una disposición para apreciar el valor sígnico de la materialidad; nuestra visión subjetiva de la vida se vuelve más relevante que los hechos, pues se duda de las instancias que toman crónica de los eventos y escriben la historia, y la ciencia ha perdido peso ante una vulgar opinión.
Definamos primero a la experiencia individual como subjetiva, ante el hecho que cada quien percibe las cosas de manera distinta, basado en la combinación de percepción biológica, factores cognitivos, contexto, memoria, plano cultural y empatía informática.
Por desgracia, la mente humana se ha visto mermada ante los encantos de la tecnología, reduciendo así por mucho tanto el bagaje de conocimiento del individuo promedio de cualquier urbe, además de algunas habilidades cognitivas, como el cálculo, el análisis, el pensamiento como tal y el aprendizaje.
Hoy las masas no se educan, sinó que son programadas tanto por la falta de auténtica educación en casa, como la enseñanza que se recibe en las academias, y además por los medios de comunicación, las creencias y citas descontextualizadas.