Ignacio se levantó temprano esa mañana. La urgencia por seguir su conversación con aquella mujer que tanto impactaba su intelecto le obligó a encender la tablet y conectarse a las redes sociales, esperando con ansia ver un mensaje de ella.
Hace apenas dos días que la conocía, sin embargo le había defendido en tremendas discusiones a través de facebook. Increiblemente ella parecía entenderse a la perfección con los antagónicos durante el momento del debate, y su palabrería furiosa y veloz se descargaba sobre los argumentos de sus oponentes.
Ella había hecho
empatía con él gracias a su amor por los perros y gatos, hecho que
compartían ambos, y a partir de que se encontraron en ese foro sobre
teorías conspiracionales, fue que comenzaron una amistad –
superficial, pero una buena amistad.
Fue durante una
tremenda discusión sobre el Nuevo Orden Mundial y las lagartijas
pandimensionales extraterrestres lo que los unió por fin; Ignacio
recibía una terrible tunda, y tras la falta de argumentos surgió
ella, como Juana de Arco, a caballo (digital) y espada, lanzándose
contra los terribles anti-tesistas que invadían el espacio en línea.
Ignacio se enamoró profundamente de ella al encontrarle una inteligencia que parecía sobrepasar a sus oponentes. Jamás la había visto, pues su avatar era representado por una imagen de Lain Iwakura y muchos memes revolucionarios, que incitan a pensar. Sin importarle su apariencia, Ignacio comenzó a insistir en que se vieran en persona, a lo cual ella se negaba.
Por otro lado, justamente en Japón, un grupo de científicos se asombran ante las posibilidades de interacción real que ofrece esta nueva versión de un software peculiar…
Las pruebas eran
sencillas, se trataba de crear un software generador de falacias, que
encontrara – a través de un breve análisis heurístico – la
debilidad psicológica de un oponente, y entonces enfocarse en ella
para atacarla sin misericordia, mientras seguía encontrando más
posibilidades de atacar.
La primer versión incorporaba
solamente ad hominem, pero
era demasiado simplista y aquel avatar parecía un niño berrinchudo
que solo gritaba barbaridades, atacando a las personas como tal.
Posteriormente se agregó ad verecundiam,
pues para un software es fácil encontrar referencias en la red de
manera inmediata y usarlas.
Para
la quinta versión, ad ignorantiam
tuvo un gran revuelo en algunos foros, pues el acceso a bases de
datos provistas por algún gobierno desconocido, dió pauta a nuevos
temas que antes no se había tocado jamás, por lo que no existía
ninguna referencia al respecto con la que los oponentes pudieran
alimentar sus debates.
El final se reservaron ad
populum, y tras unas sesiones de
sincronización neurodigital con un par de políticos, una cantante,
un científico y un artista lograron modelar un comportamiento
parecido al de un Hitler en potencia, capaz de motivar a las personas
en los foros y llevarlos a la euforia. La posibilidad de crear una
revolución a partir de la motivación provista por un software era
real.
Claro, todo esto era posible gracias a la
programación previa con la que cuentan los usuarios de los foros. Su
entrenamiento conductista impartido por los medios en línea, la
ignorancia y falta de profundidad en el pensamiento que dejó como
legado la posmodernidad, y una auténtica carencia de empatía hacia
otros seres hace fácil manipularlos, seas un software o no.
El simple hecho de utilizar las creencias como un sistema infalible de aceptación limitó el desarrollo del conocimiento y avance científico general de la humanidad, e hizo posible hacer de los humanos seres frágiles, torpes intelectuamente hablando, e incapaces de tomar decisiones propias.
Basicamente el establecimiento logro segmentar a todos los humanos en nichos bien establecidos, grupos sociales determinados por el capricho de un experimentador que agrupaba a los seres utilizando criterios burdos como las marcas que prefieren, el equipo deportivo e incluso las religiones. Segmentados eran vulnerables a seguir siendo parte de un experimento.
Una mañana, Ignacio se levantó a seguir escribiéndose con ella, y sintió horror al notar que había desaparecido… todos sus rastros, su imagen de Lain, sus memes, su historial… ¡todo se había desvanecido!
Ignacio sintió gran decepción, dolor y tristeza al comprender que jamás la volvería a leer. Tras unos segundos impávido, decidió seguir leyendo los posts, incluídos el de esa nueva usuaria, quien al parecer era toda una experta en silogismos disyuntivos falaces.
Mientras tanto los científicos reían a carcajadas, al saber que su creación – involuntariamente – había aprobado el examen de Turing. Seguramente esta nueva versión sería aún más emotiva, y podría obtener muchos más adeptos.