La sobresimplificación del lenguaje utilizada en los medios tecnológicos provocan graves carencias en la comunicación, generando envío de mensajes incompletos que son a su vez mal comprendidos por el receptor, quien además limita su comprensión a un vistazo superficial, sin hacer uso de un análisis posterior.
Sin duda hablar en persona es más rápido que escribir un mensaje SMS, y una manera muy efectiva de comunicarse, pues al estar frente a frente, los gestos provocados por la emocionalidad del sujeto transmiten más información, la cual es procesada por el cerebro de manera inconciente, pero influye tremendamente en la manera como interpretamos los datos que nos dan.
Con la llegada de las comunicaciones remotas, el aspecto histriónico de una conversación desapareció por completo, haciendo imposible entender una intención dada la carencia de la información provista por el lenguaje corporal, digamos, a través de una carta escrita.
Más allá, con los sistemas de comunicación moderna fue necesaria la creación de nuevos lenguajes, desde emoticons hasta emojis, siglas como lol, wtf, o expresiones como kkk para denotar risas. La necesidad de comunicarse rapidamente obliga a la sociedad a expresar más con menos, sin embargo resultó ser un intento fallido.
Hoy en día enfrentamos conversaciones digitales que abarcan expresiones como “oblígame prro”, o “ya siéntese, señora” como medio primordial de comunicación, lo cual resulta interesante, pues detrás de cada frase similar existe un concepto y contenido implícito el cual comprenden las personas, es decir, el contenido memético persiste hasta llegar a las líneas de comunicación.
Podríamos decir, sobre todo en las conversaciones en línea, que estas son fabricadas a partir de conceptos reducidos; una expresión como “viejo lesbiano” representa un desprecio por el opositor, quien es degradado a través de un mensaje con carga memética. Más allá de la actitud negativa, los mensajes de este tipo conllevan un concepto de fondo con el que las personas son capaces de conectarse sin tener necesidad de decir más.
Esto suena muy positivo, pero desgraciadamente la cantidad de ideas que pueden expresarse con este tipo de sistemas se reduce a un lenguaje tan limitado como las ocurrentes imágenes meméticas que se presentan y popularizan en Internet. Después de todo, ¿cuántos “personajes” o “conceptos” meméticos pueden popularizarse sin desvanecerse en algún momento en el olvido?
Los conceptos comunicables son entonces directamente proporcionales a la cantidad de memes que circulan y son populares al menos dentro de un grupo que pueda entenderlos. A mayor cantidad de memes, mayor número de conceptos podemos comunicar. El problema actualmente es justo que es un lenguaje nuevo, y que apenas comienza a desarrollarse, y son justo las agresiones las primeras en ocupar el desarrollo de esta nueva vía, pues la humillación, y el primitivo instinto humano de sentirse superiores ante los demás nos obliga a querer imponernos sin importar el lenguaje.
¿Cuántos años más pasarán antes de que redescubramos los suficientes conceptos meméticos con este nuevo lenguaje para lograr comunicarnos de manera más profunda?
Sin duda, este nuevo canal de comunicación y meta.programación representa una gran oportunidad para que como sociedad pudiéramos comenzar a dejar de hablas simplemente de temas y poder lograr un modelo de pensamiento multidimensional que nos permita hacer correlaciones entre ellos para lograr nuevos esquemas que nos permitan hacer preguntas más significativas, ya que al relacionar conceptos en lugar de palabras podemos alcanzar mayor profundidad en nuestra comprensión de la realidad, sin embargo se requiere de un gran acervo para alcanzar a fabricar redes relacionales entre elementos mentales, existenciales, materiales y fenomenológicos.
Lamentablemente, la carencia de conceptos no ha traído en si una necesidad de la sociedad por alcanzar estos nuevos niveles de profundidad, sinó que ha optado por reducir sus reacciones humanas a tan solo puñado de ellas: defiéndete, ataca, quédate quieto.
La violencia que pondera en nuestras vidas tanto en el día a día (como ver a un policía armado en cada calle, o las series televisivas y películas que muestran altos niveles de agresión) ha permeado en estos conceptos universales, los cuales son modelados a partir de la necesidad de colonizar a otros humanos, imponer nuestro ideología y poder sobre ellos por una necesidad reptiliana, más que humana. Nuestro propio grado de evolución se tornó negativo gracias a la profundidad que hemos perdido como sociedad.
Lo importante ahora no es platicar y debatir, sinó discutir y ganar. Las conversaciones en las redes sociales se vuelven auténticas guerras que rara vez tienen influencia en la dimensión material, sin embargo son tan reales que son capaces de desgastar emocionalmente a una persona por la cantidad de odio recibido. Basicamente tenemos a un grupo de micos peleando por demostrar que en realidad no lo son, pero no a través de la razón, sinó a través de la imposición.
La necesidad de extender nuestra realidad hacia los demás obedece a una búsqueda de la comodidad, pues es más fácil lucir inteligente y como autoridad cuando el mundo es como lo creemos, y no como objetivamente lo es. La facilidad de obtener la aprobación de los demás, o bien de convencerlos sobre algo, es un gran motivante para las personas, pues la comunicación se vuelve placentera y la autoestima sube.
También es importante destacar el factor que han llamado “disonancia cognitiva”, y tiene mucho que ver con la analogía de la caverna de Platón. Aparentemente es mejor que una persona intente convencer a otros de que su meta.realidad es verdadera que escuchar y aceptar nuevas ideas que van en contra de lo que esta persona entiende por realidad. Así como se menciona en el trabajo del maestro Griego, una persona es capaz de matar a otra que le muestra que su meta.realidad está incompleta, o no es lo que parece ser.
Es practicamente imposible pedirle al mundo que no cambie, que no evolucione, simplemente porque una persona por fin entendió algún elemento de la realidad y no fue capaz de entender los que le seguían. Los fenómenos evolucionan, la ciencia los comprende mejor y los doma, ergo, el mundo cambia, y salvo el primitivo instinto animal, las cosas rara vez funcionan igual más de una o dos décadas. Incluso el universo mismo va cambiando dada su lucha entre las fuerzas de gravedad contra las de expansión.
Retomando, la efectividad del mensaje no depende solamente de la efectividad de encapsulamiento que realice el emisor, ni tampoco del conocimiento y comprensión que tenga el receptor, sinó también del esquema de meta.realidad que el receptor haya construído.
Un ejemplo sencillo son los chismes… la persona A puede convencer a la persona B que el sujeto C es un desgraciado delincuente; si está información permea lo suficiente como para crear una meta.realidad en el individuo B, no importa lo que el sujeto C haga, el B siempre estará convencido de lo que esa persona cree.
Desgraciadamente incluso los mensajes emitidos pueden ser totalmente ignorados, tergiversados de manera tal que suenen como un complemento a nuestra meta.realidad, y es que así es justamente como funcionan los sistemas de creencias: colonizan el pensamiento del ser humano para evitarles la pena de tener que pensar. Si ya todo está dicho, no es necesario analizarlo, pues lo dice una fuente con autoridad.
La falta de un posterior análisis, aunado a la necesidad de dictaminar para juzgar rapidamente, obligan a tomar la data superficialmente y no evolucionarla a nivel de información, generando inconcientemente una meta.realidad basada en la percepción limitada que se tiene de los hechos.
Como emisores, tenemos la obligación de usar más palabras o símbolos de ser necesario. Es imposible tener que enfrentar una falta de comunicación debido a la flojera que provoca escribir adecuadamente, imposibilitando así la transmisión efectiva de conceptos. Por otro lado, como receptores nos enfrentamos a la necesidad de recibir la información, situarla en el contexto adecuada y ejecutar un análisis de la nueva data que va llegando.
La data mermada, maliciosamente manejada, además de data falsa que domina un gran porcentaje de las notas que se publican dan como pauta una sociedad agresiva, incapaz de comunicarse, anhelante de conquistar los pensamientos opositores, y por ende incapaz de enfrentar la realidad por lo que es.
Si no aprendemos a comunicarnos mejor, estamos destinados a matarnos los unos a los otros.
Muy cierto, tenemos una sociedad con poca tolerancia a la frustración, una sociedad carente de habilidades comunicativas en donde la capacidad de relacionarse se ha reducido a palabras sin sentido, ya que estas van a depender del contexto de quién lo emite y de quién lo interprete.
Tenemos una sociedad sin límites en donde la todos se creen con derechos de todo, olvidándose de sus obligaciones.