Ver fracasar al presidente de una nación es ver el fracaso de la nación misma. Tras este cambio de gobierno en México, encontramos un país totalmente polarizado que desea o no ver el triunfo y el cumplimiento de las promesas que el presidente ahora designado ofreció durante su campaña.
Más allá de la polarización tan evidente, es destacable el comportamiento de aquellos Mexicanos que iban en contra de López Obrador, quienes no pierden oportunidad de celebrar cada tropiezo del ahora ya presidente, y quienes no tardan un segundo en burlarse de aquellos que confían en López.
Resulta lamentable dicha situación, pues esta supuesta autoridad moral del clásico “se los dije” desborda un coraje terrible, generado a partir del manejo emocional mediático al cual todos los Mexicanos fueron expuestos durante la campaña presidencial, practicamente en su totalidad basada en señalar acusatoriamente, y burlarse del oponente a través de torrentes de noticias falsas.
Francamente, ¿suma al país una actitud tan nefasta como la discriminación esudada detrás de un “se los dije”? Dicho comportamiento solo indica una conducta primitiva, parecida a la de un mico tratando de mostrar superioridad intelectual de algún tipo.
Tenemos un México ya de por si dividido por clases sociales, religiones, marcas, gustos, equipo políticos o deportivos y más, como para ahora ponernos a señalar a ese segmento vital de México, aquellos que hasta ahora no habían tenido voz, por no ser empresarios, clase media o miembros de alguna sociedad discreta o secreta.
Pero, aún más lejos, ¿conviene a los Mexicanos burlarse de los tropiezos de este o cualquier otro presidente? ¿No parece tan estúpido como burlarse del capitán del barco en el que navegamos por ser tan torpe como para chocar contra el iceberg?
Vaya, si el capitán se equivoca nos podremos burlar, pero al igual que él, terminaremos flotando en las aguas heladas esperando el rescate… asi que, ¿qué tan inteligente de aquel que navega anuestro país, a sabiendas que navegamos en el mismo barco? ¿acaso desearle el mal no es lo mismo que desearle el mal a México?
Llegamos a un
momento en el que tras una lucha árdua de poderes, por fin
enfrentamos el momento inevitable en el que la figura presidencial
toma el poder y comienza su mandato. ¿Acaso no es momento de que
ciudadanos nos pongamos a trabajar junto con gobierno e IP para crear
un Nuevo México?
Dejémonos ya pues de limitadas burlas,
pongámonos a trabajar como el país talentoso que somos, y
concentrémonos en desarrollar una nueva comunidad de Mexicanos, en
donde la empatía entre nosotros y el fortalecimiento de nuestras
relaciones nos permita avanzar como país, pues es a través de los
mismos individuos que debe comenzar el desarrollo de esta nueva
nación.
Que la revolución de pensamiento comience en
casa y se permee de ahí hacia el resto del mundo…